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Seamos sin-ceros

octubre 22, 2010

Julio José Orozco
Abogado Comercialista de la firma OROZCO Legal & Co.
www.orozco.legal
j.orozco@orozco.legal

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Diario LA REPÚBLICA / Asuntos Legales

Avanza en el Congreso de la República un interesante Proyecto de Ley para eliminar 3 ceros en nuestros billetes. En Colombia no estamos acostumbrados a este tipo de iniciativas, pese a que en Latinoamérica, especialmente en Perú y Argentina, estas exóticas medidas han sido más bien frecuentes.

El primer tropiezo que enfrenta dicha iniciativa legislativa es, naturalmente, el costo del cambio. Sucede con singulares monedas del mundo un hecho insólito: el costo de acuñamiento unitario de la moneda supera irónicamente el valor representativo de éstas. Podríamos, hipotéticamente y a manera de ejemplo, preguntarnos cuánto “cuesta” fabricar y poner a circular un cuarto de dólar americano, y así mismo contestar que puede llegar a “valer” un poco más de un cuarto de dólar americano; Esta hipótesis obviamente desquiciaría cualquier sistema monetario, pero en este mundo, tan financieramente inestable, ha dejado de ser ficción para pasar a convertirse en un temor. Aunque Colombia está lejos de sufrir problemas de esta clase, el Banco de la República ha advertido el costo superlativo contra el erario, que representaría cambiar los billetes: 221 mil millones de pesos!

De la misma manera, y de muchas otras voces autorizadas, han venido las razones que demuestran en principio su conveniencia. La primera: el efecto facilitador contable que dicha medida traería para el gobierno y para el empresariado; quitar ceros facilita indudablemente las operaciones matemáticas contables. La Segunda: el llamado “redondeo” de los precios que dicha medida ocasionaría, y que pese a que se traduce en un leve incremento del costo de vida para las ciudadanos, le reportaría a la industria nacional, éticamente o no, ingresos algo mejorados, que se traducen en un alivio momentáneo dentro de esta atmósfera de revaluación tan agresiva.

Sin embargo, el efecto que más me llama la atención sería el cambiario, a través de un secundario e involuntario efecto jurídico. Todo el país conoce que las actividades ilícitas, en especial el lavado de activos, hacen trashumantes los recursos de pesos en efectivo, sin que éstos se involucren en el sistema financiero colombiano. Si para dentro de unos meses existieran nuevos billetes, con frescas y cortas denominaciones, todo ese dinero que se encuentra hoy “encaletado”, tendría, por lo menos, que salir a las calles a buscar su inmediato cambio al nuevo peso para hacerle el quite a su caducidad; y si es tanto el dinero como se piensa, naturalmente sería una medida que coadyuvaría los ingentes esfuerzos que hace hoy el gobierno para devaluar el circulante, y proteger la industria nacional exportadora. Jurídicamente, este “vencimiento” del actual peso, trazando su vigencia en un lapso, beneficiaría al estado, quien optimizaría la gestión hoy encaminada a redoblar los esfuerzos dirigidos a la extinción de dominio de dichos recursos, y de los bienes respaldados por éstos en testaferrato.

Esperemos que dicho proyecto de ley tenga sus correspondientes debates, y que se profundice en inquietudes como estas, porque la verdad, pareciera que para aunar esfuerzos en relación a la protección de nuestra economía, sólo falta que seamos sin-ceros.

Julio José Orozco O.
OROZCO Legal & Co.
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